El riesgo de desarrollar cáncer se reduce a la mitad tras perder más del 20% de peso en cirugía de la obesidad

Según un estudio llevado a cabo en EEUU, los pacientes con obesidad grave que se sometieron a una cirugía de la obesidad para bajar de peso y perdieron más del 20% de su peso total,  presentaron un 50% menos de probabilidades de desarrollar cáncer en comparación con pacientes que no perdieron tanto peso después de la cirugía.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores revisaron los datos de 2.107 adultos que se sometieron a una operación de cirugía de la obesidad (bypass gástrico, banda gástrica y tubo gástrico) en los hospitales que participaron en el estudio. La edad promedio de los pacientes fue de 46 años, el 79%  mujeres, alrededor de un tercio tenía diabetes tipo 2 y el 44% tenía antecedentes de tabaquismo antes de la cirugía. Los biomarcadores séricos de peso y cáncer (proteínas detectadas en la sangre, la orina o los tejidos corporales) se midieron antes de la operación y un año después de la cirugía, como predictores de cáncer.

Si bien ya existían estudios anteriores que habían demostrado que la cirugía bariátrica reduce el riesgo de ciertos cánceres en comparación con los pacientes que no se someten a la cirugía, este estudio compara las diferencias de riesgo según la cantidad de peso perdido después de la operación de cirugía de la obesidad.

De este modo, los investigadores encontraron que tener un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más un año después de la operación suponía un 60% más de riesgo de cáncer en comparación con tener un IMC por debajo de 30. Aproximadamente el 6.2% de los que perdieron menos del 20% de su peso corporal informó de un diagnóstico de cáncer al año 7, en comparación con aproximadamente el 3,6% de los pacientes que perdieron el 20% o más de su peso corporal total, lo que representa una reducción del 50%. En general, el IMC promedio a los 12 meses después de la cirugía fue de 33 y la pérdida promedio de exceso de peso fue del 58%.

El tipo de cáncer más común fue el de mama (34%), seguido de tiroides (8,5%), melanoma (7%), colon (6%), riñón (6%), útero (5%) y pulmón (4% ). La incidencia de vejiga, cuello uterino, próstata, cerebro, endometrio, esófago, estómago y testículo fue menor al 3%.

«Nuestros datos sugieren que existe un umbral de pérdida de peso que, si se logra, reduce significativamente el riesgo de cáncer en pacientes sometidos a cirugía bariátrica», dijo la autora principal del estudio, Andrea M. Stroud, MD, MS, profesora asistente de cirugía, División de Bariátrica Cirugía, Facultad de Medicina de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregon en Portland. «Entonces, parece haber una variabilidad en el efecto protector de la cirugía bariátrica que depende del grado de pérdida de peso».

Los investigadores también encontraron que los cambios metabólicos después de la cirugía bariátrica contribuyeron a reducir el riesgo de cáncer. Por cada reducción del 20% en la leptina, una hormona liberada por las células grasas ubicadas en el tejido adiposo, hubo una reducción del 20% en la incidencia de cáncer. La disminución de los niveles de glucosa en ayunas, proinsulina, insulina y péptido C relacionados con la diabetes y el aumento de los niveles de grelina, la hormona del hambre, también se asociaron con un menor riesgo de cáncer.

 

Según el Dr. Antonio Barranco, especialista en cirugía de la obesidad en Sevilla, vez hay más pruebas que lo relacionan con varios cánceres, incluidos los de mama, próstata y colon. La obesidad también se ha asociado con un mayor riesgo de recurrencia y mortalidad en pacientes con cáncer.

Esta investigación se suma a otras anteriores que concluyen que para las personas con obesidad grave, la cirugía bariátrica es el tratamiento más eficaz disponible. Cada vez vemos más pruebas de que también es una forma eficaz de prevenir una serie de enfermedades, como el cáncer, las enfermedades cardíacas y la diabetes.

Y es que la obesidad está relacionada con más de 40 enfermedades que incluyen diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, apnea del sueño, osteoartritis y al menos 13 tipos diferentes de cáncer. Además, ahora se añade la enfermedad por coronavirus para la que también se ha demostrado que la obesidad es un factor de riesgo para contraer la enfermedad y se asocia a una peor evolución de la misma.