A nuestros cerebros no les gusta el cambio. Esto es un hecho. Todo parece indicar que se necesita aproximadamente un mes para cambiar un hábito o adquirirlo. Como por ejemplo adquirir el hábito de caminar y ser más activo, o el hábito de comer sano. Todos estos son cambios a los que tardaremos un tiempo en acostumbrarse.
El cerebro al principio se resistirá el cambio, se trata de un mecanismo de defensa. Sin embargo, cuando se trata de un problema de obesidad el cambio es necesario. Por mucho que la cirugía de la obesidad actúe sobre el estómago, el cerebro también juega un papel determinante a la hora de combatir la obesidad. Y es que los trastornos y conductas alimentarias anómalas son elementos comunes entre muchas personas con obesidad.
El Dr. Antonio Barranco especialista en cirugía de la obesidad lo tiene claro: “el proceso del cambio no es fácil por eso hay que comenzar lentamente. La cirugía de la obesidad permitirá iniciar el proceso de cambio y la pérdida de peso, pero afianzar ese cambio en nuestro cerebro es lo que llevará más tiempo. Hay que empezar poco a poco, no marcarse retos imposibles e ir aumentando poco a poco los cambios que necesariamente han de introducirse en el estilo de vida para afianzar el cambio a nivel de nuestro cerebro”
En este sentido, la motivación juega un papel muy importante. Por eso la pérdida de peso que se consigue con las técnicas de cirugía de la obesidad supone un fuerte impulso inicial para conseguir el cambio.
A partir de ahí, de ese “impulso inicial” es importante informar y educar al paciente para conseguir corregir pensamientos y creencias erróneas con respecto al peso o al tratamiento. En paralelo es importante definir los objetivos y proponer cambios pequeños, progresivos y a la vez realistas que permitan ir logrando los objetivos a corto plazo.