Según un artículo publicado en la prestigiosa publicación OBESITY JOURNAL, la cirugía de la obesidad es igual de efectiva en pacientes que padecen algún tipo de enfermedad mental que entre personas con obesidad en general.
De este modo, una investigación llevada a cabo entre una muestra de 8.195 pacientes algunos de ellos operados de obesidad con la técnica del bypass gástrico y otros con la de tubo gástrico demostró que los pacientes con enfermedad mental incluso en estados graves pueden experimentar una pérdida de peso significativa después de ser operados de obesidad.
Esta pérdida de peso sería similar a la de pacientes sin enfermedad mental. Dada la gravedad de las complicaciones médicas asociadas con la obesidad severa, la conclusión de este estudio sugiere que las personas con obesidad mental puedan beneficiarse también de la pérdida de peso que supone las intervenciones de cirugía de la obesidad y que por tanto, la enfermedad mental deje de ser un criterio de exclusión como candidatos a este tipo de cirugías.
Esta conclusión es importante ya que un altísimo porcentaje de pacientes con trastornos psiquiátricos presenta también obesidad sin embargo, en la mayoría de los casos la obesidad pasa a ser un problema secundario en este tipo de pacientes cuando en realidad es un problema de primera magnitud. Las dificultades de memoria y comportamiento propio de las personas que padecen una enfermedad mental unido al consumo de fármacos y una vida sedentaria favorecen la obesidad.
El estudio también pone de manifiesto que a pesar de la efectividad de la cirugía de la obesidad en este tipo de pacientes, es importante valorar y tener en cuenta cómo ciertos medicamentos psicotrópicos son malabsorbidos después de determinados tipos de cirugía bariátrica.
Este aspecto es fundamental a la hora de considerar el seguimiento posterior del paciente por lo que cirujano bariátrico y psiquiatra deben trabajar preferiblemente de forma conjunta en el abordaje de este tipo de pacientes.
*Nota: Por enfermedades mentales se entiende tanto los llamados ‘trastornos menores (o comunes)’ como estrés y ansiedad, depresiones o reacciones de adaptación como trastornos mentales graves como las psicosis (esquizofrenia, trastorno bipolar, etc.), trastornos de la personalidad, adicciones, depresión, autismo, trastornos obsesivos o anorexia.