Según un nuevo estudio desarrollado por Universitat de Barcelona (UB) y publicado en ‘American Journal of Clinical Nutrition” concluye que a mayor frecuencia de comidas menor IMC. De este modo, el comer cada tres o cuatro horas dentro de un intervalo de tiempo diurno menor a catorce horas es una de las recomendaciones nutricionales clave a la hora de prevenir la obesidad.
Además de la prevención de la obesidad, el repartir la ingesta de esta manera parece incidir en el patrón diario de temperatura periférica- un marcador del ritmo del reloj circadiano – de manera que, según el estudio, los individuos que tenían mayor frecuencia de comidas por día mostraban un mayor contraste de temperatura entre el día y la noche, algo que es más saludable.
Por contra, los investigadores también observaron que el cenar tarde o saltarse el desayuno aumenta la prevalencia a la obesidad y diabetes tipo 2.
Esta investigación se suma a otros estudios previos sobre cómo determinados hábitos y patrones alimentarios pueden incidir en nuestro Índice de Masa Corporal.
En el caso de la cirugía de la obesidad, lo que se busca es precisamente modificar los hábitos alimentarios y por ejemplo tras una intervención de bypass gástrico la dieta queda dividida entre 5-6 ingestas diarias. Una de las pautas tras una intervención de cirugía de la obesidad es la importancia de seguir el esquema de desayuno- tentempié a media mañana-comida-merienda y cena, es decir 5 ingestas diarias incluso a veces se puede aumentar a 7 ingestas (2 tentempiés a media mañana o dos meriendas) si el “cuerpo necesita más”.
Además de este reparto de ingesta calórica es importante mantener unos horarios estables y a poder ser dentro de unas franjas horarias favorecedoras para el control del peso. Y es que según diferentes investigaciones, el horario de las ingestas también incide en el peso. Según este estudio publicado en la revista Nutrients, por ejemplo comer después de las 15 h, podría dificultar la pérdida de peso, principalmente en aquellas personas que presentan una variante genética específica en las células del tejido adiposo. Lo mismo ocurre con la cena, cenar tarde, se asocia con un mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico.
En definitiva, incluso tras una intervención de la cirugía de la obesidad, con técnicas como el bypass gástrico o tubo gástrico, pensada principalmente para reducir la capacidad del estómago y conseguir así una temprana sensación de saciedad, el cambio de hábitos es necesario. Por ello es importante que el paciente entienda que más allá de lo que supone la propia intervención a la hora de facilitar la pérdida de peso, el cambio de hábitos debe hacerse si o sí para conseguir realmente el objetivo final que no es otro que el de mejorar el estado general de salud una vez conseguimos eliminar algunos kilos de más.