El hambre: un proceso hormonal y mecánico.

No cabe duda de que uno de los mayores placeres que puede experimentar el hombre se encuentra en la comida.

El sentir hambre es un elemento de supervivencia: es una señal enviada por el cerebro para hacernos saber que el cuerpo está bajo en nutrientes y energía.

Como sabemos, el cerebro juega un papel fundamental en el funcionamiento de nuestro cuerpo, entonces, ¿cuál es su relación con el hambre? Entre una de sus muchas funciones, el hipotálamo está encargado de controlar la sensación del hambre. Para lograrlo, se vale de una gran cantidad de receptores y neuronas que reciben señales hormonales y mecánicas, como, por ejemplo, la tensión en la que se encuentra el estómago.

Las hormonas relacionadas con el hambre y al apetito son: la leptina, la insulina y la grelina. Al llegar al cerebro, por medio del torrente sanguíneo, la leptina indica el estado de reserva de energía del organismo y el momento para reponerlas. Por su parte, la grelina, “la hormona del hambre”, es segregada unas horas antes de comer.

¿Qué pasa con estas hormonas cuando comemos? En primer lugar, los niveles de grelina en la sangre comienzan a descender y la insulina y la leptina comienzan a crecer. El aumento de estas dos últimas hormonas tiene como función disminuir el apetito: la leptina le envía señales más duraderas al cerebro y la insulina, más cortas.

Pasado el momento de la digestión, los niveles hormonales comienzan a recuperar sus valores normales y el cerebro es informado de que el organismo cuenta con los nutrientes y la energía necesaria para seguir con sus actividades normales. Además de estos indicadores hormonales, la tensión del estómago también disminuye.

Cabe destacar que los efectos de las hormonas son inmediatos, entonces, el dejar de tener hambre se produce rápidamente; en cambio, el registrar el apetito requiere que las reservas de energía y nutrientes se agoten y, después, el cuerpo comenzará a trabajar para enviar las señales necesarias y conseguir el alimento que necesita.

Para el Dr. Antonio Barranco, especialista en cirugía de la obesidad en Sevilla, «cualquier técnica de cirugía de la obesidad como el bypass gástrico, tubo gástrico (también conocido como manga gástrica) actúan sobre los mecanismos de saciedad. Ambas técnicas buscan que mediante la reducción de la capacidad del estómago, que el paciente se sienta saciado de forma más temprana o con menor cantidad de comida. Este hecho facilita el cambio de hábitos alimenticios necesario para perder peso»