A pesar de las crecientes tasas de obesidad en los Estados Unidos, y una cultura aparentemente obsesionada con la estética y los cánones de belleza las mujeres de EEUU parecen sentirse mejor con su apariencia física, al menos en lo que respecta al peso, que hace unos años.
Esta es la conclusión que se desprende de un estudio recientemente presentado en 124º Convención Anual de la Asociación Americana de Psicología.
«Mientras que las mujeres son más propensas que los hombres a mostrarse insatisfechas con sus cuerpos en lo que se refiere a la delgadez, el grado de insatisfacción se ha reducido en los últimos años», dijo el Dr. Bryan Karazsia de The College of Wooster, Wooster, OH, quien presentó los datos de esta investigación que recoge los datos de 31 años.
Este dato es positivo desde la perspectiva de que la insatisfacción corporal no sólo es un factor de riesgo que puede llevar a padecer trastornos alimentarios, como la anorexia nerviosa y trastorno por atracón, sino que juega un papel importante en el desarrollo de la depresión. Según esta investigación en la década de 1990 el porcentaje de mujeres que estaban descontentas con su peso experimentó un fuerte aumento.
No está claro en qué medida el grado de insatisfacción corporal depende de las influencias socioculturales, que pueden ser transitorias.
Y es que con respecto a la obesidad el hecho de aceptarse es positivo ya que de lo contrario muchas personas, en especial mujeres, entran en una peligrosa espiral: Insatisfacción-Ansiedad-Depresión-Ansiedad que lleva a comer más o de forma más impulsiva- Más sobrepeso.
No obstante el aceptar la imagen física y el sentirse mejor con esta apariencia no significa que debamos pasar por alto los peligros que trae consigo la obesidad para la salud.
Lo ideal es mantener un equilibrio razonable entre el «me acepto así y no voy a sentirme mal o insegura por mi aspecto físico» y el «pero por el bien de mi salud debo hacer algo para evitar que el sobrepeso y la obesidad dañen mi salud».
Recordamos que hoy en día las técnicas de cirugía de la obesidad (banda gástrica, bypass gástrico y tubo gástrico) han demostrado ser efectivas en el tratamiento de la obesidad y cada vez más seguras, cómodas (desde el punto de vista del post operatorio) para el paciente, y a pesar de que conllevan un riesgo (como cualquier procedimiento médico), éste riesgo es cada vez menor y actualmente es equiparable al de intervenciones como las de la vesícula o apendicitis.
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