Nuevos descubrimientos para el tratamiento de la obesidad

Un estudio en ratones ha descubierto que los diez billones de bacterias que se estima que viven en su sistema digestivo pueden influir en su metabolismo y directamente en los procesos biológicos.

De este modo, Investigadores del Laboratorio de Inmunología en la Universidad Rockefeller, han identificado un tipo particular de neurona intestinal que controla los niveles de azúcar en sangre, lo que influye en el apetito.

El estudio ‘Las neuronas entéricas CART + moduladas por microbiota regulan de forma autónoma la glucosa en sangre’, publicado en la revista Science, podrían tener implicaciones para el tratamiento de trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes, que están estrechamente relacionados con los niveles de glucosa en la sangre y se han relacionado a cambios en la composición de la microbiota intestinal.

Según los investigadores «Ahora estamos empezando a encontrar conexiones directas entre la actividad microbiana y el comportamiento de la persona, como por ejemplo el comer”.

El intestino tiene una extensa red neuronal tan sofisticada que a veces se le denomina «segundo cerebro». Estas neuronas ayudan con la digestión y la motilidad al vigilar de cerca una variedad de señales moleculares, la mayoría de las cuales se cree que provienen de nuestra dieta o de microbios que tienen su hogar en el intestino.

Sin embargo, estos microbios no se distribuyen uniformemente por todo el tracto digestivo. El segmento inicial, conocido como duodeno, alberga relativamente pocos microbios, mientras que el final, el colon, contiene la gran mayoría. Con esta investigación, los autores descubrieron que lo mismo ocurre con las neuronas intestinales, y un análisis basado en los tipos de proteínas producidas en cada segmento del intestino del ratón ha revelado que las neuronas, de hecho, realizan diferentes funciones dependiendo de dónde se encuentren.

Por ejemplo, según esta investigación mecanismo de regulación de la glucosa en sangre parece actuar de forma independiente del cerebro, más bien por una línea directa de comunicación entre el intestino, el páncreas y el hígado, un hallazgo con posibles implicaciones terapéuticas para las enfermedades metabólicas como la diabetes y la obesidad.

Como vemos cada vez son más los avances y conocimientos a la hora de abordar el problema de la obesidad, porque más allá de las técnicas de cirugía de la obesidad (hoy por hoy la opción más efectiva para tratar la obesidad) estos hallazgos pueden llegar a ser complementarios y perfectamente compatibles con cualquier técnica. La obesidad es una enfermedad multifactorial y compleja de tratar por ello es necesario el desarrollo de investigaciones como ésta que ayuden a entender y descubrir nuevas formas de poder frenar el desarrollo de la enfermedad.