Hace unos días los medios de comunicación se hacía eco de la muerte de José María, un chico de 25 años de San Juan de Aznalfarache que murió en su domicilio consecuencia de la obesidad y de las enfermedades asociadas a ésta.
El joven, que pesaba cerca de 300 kilos, llevaba más de cinco años sin salir de su domicilio en el que vivía junto a sus padres. El vivir en una finca sin ascensor y en la que la escalera es estrecha, hicieron que este joven no pudiera salir de su domicilio, que acabó convirtiéndose en una «celda».
La obesidad mata y si no lo hace, dificulta y empeora la calidad de vida de quienes la padecen.
Lo aconsejable es poner solución antes de llega a situaciones extremas dado que los riegos de enfrentarse a una intervención de cirugía de la obesidad aumentan conforme aumenta el grado de obesidad, no obstante, los riesgos derivados de «no hacer nada» por frenar un problema de obesidad, como vemos son claramente superiores.
Esperemos que la concienciación sobre los peligros de la obesidad vaya en aumento en paralelo a un mejor acceso a técnicas de cirugía de la obesidad y que situaciones como esta puedan evitarse.