Un estudio reciente de la Cleveland Clinic ha demostrado que la cirugía bariátrica no solo logra una pérdida de peso significativa, sino que también reduce drásticamente el riesgo de eventos cardiovasculares graves, como ataques cardiacos y muerte prematura, especialmente en pacientes con apnea del sueño moderada a severa.
Resultados clave del estudio
- Los pacientes que se sometieron a cirugía bariátrica presentaron un 42 % menos de riesgo de eventos cardiovasculares mayores (infartos, ictus…) en comparación con aquellos que no se operaron.
- También se observó una reducción del 37 % en el riesgo de muerte en esta población .
- De forma paralela, otro registro de Australia con más de 100.000 personas confirma que, tras cinco años, las técnicas como el bypass gástrico y la manga gástrica ofrecen una pérdida de peso que oscila entre el 27 % y el 35 % del peso corporal, con solo un 3,6 % de eventos adversos graves en los 90 días posteriores .
¿Qué significa esto para el paciente?
- Efecto metabólico real: más allá de la estética, la cirugía actúa sobre la inflamación crónica asociada a la obesidad, un factor clave en el desarrollo de enfermedades cardíacas y apnea del sueño.
- Mejora integral de la salud: la pérdida de peso sostenida se traduce en mejor control de la diabetes, hipertensión y perfil lipídico, así como una menor presión sobre las vías respiratorias.
- Seguridad comprobada: detrás de los titulares sensacionalistas hay datos científicos; los riesgos quirúrgicos son bajos y el seguimiento en centros especializados minimiza complicaciones.
Reflexión y consejos
- La cirugía bariátrica debe contemplarse como un tratamiento integral y efectivo, no solo estético, especialmente para personas con obesidad severa y comorbilidades.
- La selección adecuada del candidato y el seguimiento multidisciplinar (nutricional, psicológico, cardiológico) son cruciales.
Conclusión
La evidencia científica muestra que la cirugía bariátrica es una intervención con efectos muy positivos más allá de la pérdida de peso, especialmente en población con riesgo cardiovascular. Se trata de un abordaje seguro y eficaz, respaldado por datos sólidos, que cada vez se posiciona más como opción prioritaria frente a enfermedades derivadas de la obesidad.