Si la obesidad debe ser considerada como una discapacidad es lo que los tribunales daneses han planteado al Tribunal de Justicia Europeo a raíz de la reclamación de una trabajador que fue despedido por estar demasiado gordo.
No es la primera vez que un caso así llega a los tribunales. El año pasado en Reino Unido sucedió algo parecido y el tribunal determinó que la obesidad en sí no era una discapacidad , si bien sí que hace que quienes la padecen tengan más posibilidades de sufrir determinadas deficiencias que pueden considerarse como discapacidades.
Enfermedad incapacitante
Hace aproximadamente un año en EEUU la Asociación Médica Americana (AMA) para clasificó la obesidad como una enfermedad.
Uno de los objetivos de clasificar la obesidad como enfermedad fue el de aumentar el enfoque en el tratamiento de la obesidad y en la prevención, sin embargo, esta medida no fue igual de bien recibida por todos.
Por un lado existen personas con obesidad que sí quieren que ésta sea considerada como una enfermedad puesto que saben por sí mismos cuánto difícil –por no decir imposible– les ha resultado el perder peso sin recurrir a técnicas quirúrgicas como el bypass, tubo gástrico o banda gástrica y por lo tanto «reclaman» que la obesidad sea vista como la enfermedad que es y no por una visión que a veces clasifica al obeso como alguien «descuidado» que «se abandona» hasta llegar a esos niveles de exceso de peso.
La clasificación de la obesidad como enfermedad y/o como discapacidad daría lugar a una serie de medidas de protección frente a la discriminación que pueda sufrir el colectivo de personas con obesidad.
Sin embargo, por otro lado, cuando la AMA reconoció la obesidad como enfermedad fueron muchos las personas con obesidad que se opusieron a este concepto. El hastag en twitter de # IAmNotADisease (yo no soy una enfermedad) se hizo viral rápidamente.
La normalización de la obesidad
Alrededor de dos tercios de los adultos en los países desarrollados padece obesidad o tiene sobrepeso, por lo que al final en términos generales estamos viendo una «normalización de la obesidad», de ahí que muchos no la vean como una enfermedad.
La opinión más generalizada es que la obesidad en sí misma no hace que alguien sea discapacitado- más bien son las consecuencias de la obesidad, como la diabetes o la movilidad reducida, las que se acercarían a la definición legal de la discapacidad.
En cualquiera de los casos, que se considere enfermedad o no, discapacidad o no, es relevante a nivel de la sociedad en general, pero al final lo importante es que cada uno se centre en sí mismo para valorar si el exceso de peso que padece le está «quitando» bienestar de un modo u otro, entendiéndose por «quitar bienestar» no el padecer una enfermedad concreta sino todos aquellos factores que influyen negativamente en tu vida como consecuencia del exceso de peso (enfrentarse cada día a la comida con miedo a saber si lo estoy haciendo bien o mal, remordimientos y sentimientos de culpabilidad por no ser capaz de perder peso, enfrentarse al cansancio que supone el cargar con una mochila de «kilos extra» todo los días, el enfrentarse a un espejo y saber que algo falla, etc…), por ello al final el debate debe tenerlo uno mismo y debe ser uno mismo quien decida si merece la pena tomarse en serio el problema de la obesidad y tratarlo como la enfermedad que es, con un tratamiento médico capaz de poner fin a los kilos de más.